lunes, 8 de febrero de 2010

TETA, TETA!! POR QUÉ AMAMANTAR ES TAN BUENO


Amamantar a tu bebé ayuda a que logres un pleno desarrollo del vínculo con él, una comunicación única y especial que se prolongará durante toda la vida y favorecerá su desarrollo emocional, social, psicomotor e intelectual.
La leche materna debe darse en forma exlusiva hasta los seis meses, pero hasta el año es el alimento principal del niño. Luego se recomienda seguir amamantando hasta los dos años (o más, en realidad, hasta cuando ambos lo deseen).
Los bebés recién nacidos tienen un máximo alerta toda la primera hora después del parto. Por eso es tan importante que no te separen de él en ese momento y que le ofrezcas el pecho. Darle de mamar implica no solo alimentarlo, también mirarlo a los ojos, tocarlo, hablarle, acunarlo. Es una relación que solo vos podés lograr con él, ya que un biberón se lo puede ofrecer cualquier persona. Este contacto prolongado, piel con piel, íntimo, favorece la interacción con tu hijo.
Amamantar al bebé también protege la salud de la mamá ya que se logra una adecuada retracción uterina disminuyendo la metrorragia, mejora la eficiencia metabólica con óptima utilización de nutrientes y también se disminuye el riesgo de cáncer ovárico y mamario con largos amamantamientos.
Hay que tener en cuenta que la leche materna es un alimento perfecto para tu bebé y que lo protege contra muchas infecciones graves disminuyendo la mortalidad infantil.
La leche materna se distingue entre precalostro, calostro, leche de transición, leche madura y la leche de pretérmino. Cada una tiene las características bioquímicas adecuadas para un período de la vida del lactante. La composición de la leche varía en las distintas etapas de la lactancia, a diferentes horas del día y del comienzo al final de una misma mamada.
Precalostro: durante la gestación existe una secreción mamaria llamada "precalostro" en la luz de los alvéolos, compuesto por exudado de plasma, sodio, cloro, células, inmunoglobulinas, lactoferrina, seroalbúmina y pequeña cantidad de lactosa.
Calostro: en los primeros 4 días postparto se produce el "calostro", un fluido amarillento y espeso, compuesto por precalostro que se mezcla con la leche que comienza a producirse. Su volumen alcanza unos 2 a 20 ml por mamada en los primeros 3 días postparto, suficiente para satisfacer las necesidades del R.N. Produce unas 54 Kcal /100 ml, contiene 2,9 g / 100 ml de grasa, 5,7 g / 100 ml de lactosa y 2,3 g / 100 ml de proteínas (3 veces más proteínas que la leche madura). Se destaca su alta concentración en IgA y lactoferrina junto a su contenido en linfocitos y macrófagos (100.000 / mm3), lo que le confiere una acción protectora al R.N. frente a los gérmenes, ya que las células no son destruidas en el aparato digestivo del lactante. entre las vitaminas liposolubles de alta concentración en el calostro, destaca el b-caroteno (responsable del color amarillento).
Leche de transición: se produce entre el 4º y 15º día postparto. Entre el 4º y 6º día se observa un brusco aumento en la producción de leche, que sigue aumentando progresivamente hasta estabilizarse en unos 600 a 700 ml / día entre el 15º y 30º día postparto con importantes variaciones individuales. Su composición varía con el transcurso de los días, entre el calostro y la leche madura.
Leche madura: se produce a continuación de la de transición. Contiene 70 Kcal/100 ml. Su volumen promedio es de 700 ml/día en los 6 primeros meses postparto, descendiendo a unos 500 ml/día en el 2º semestre. Sus principales componentes son: proteínas, minerales, hidratos de carbono, grasas, agua y vitaminas.
La leche materna contiene un 88% de agua con una osmolaridad semejante al plasma (286 mosm). La lactosa es su principal carbohidrato (7,3 mg%) y la principal fuente energética del lactante (disacárido compuesto de glucosa y galactosa). La galactosa es utilizada en la síntesis de "galactolípidos", de importancia en el desarrollo del SNC del niño. El alto contenido en lactosa determina las deposiciones blandas del lactante que permite la absorción del Ca en el colon. Otros carbohidratos complejos se encuentran libres o unidos a proteínas como la N-acetilglucosamina y oligosacáridos. Los carbohidratos y glucoproteínas estimulas el desarrollo del "Lactobacilo bífido", bacteria predominante en el intestino del lactante que lo protege de los gérmenes patógenos. Algunos oligosacáridos, de estructura semejante a los receptores bacterianos, bloquean la adherencia de bacterias a la membrana celular.
Las proteínas (0,9 g/100 ml) están compuestas por caseína (30%) y proteínas del suero (70%); lactoferrina, lactoalbúmina, lisozima, IgA, IgG, IgM y albúmina; proteínas en baja concentración como: enzimas, moduladores del crecimiento y hormonas.
La lactoalbúmina tiene un alto valor biológico. La lactoferrina favorece la absorción del Fe en el intestino, además de acción bacteriostática. La lisozima tiene actividad antiinflamatoria. La IgA es la principal inmunoglobulina de la leche humana.
Tiene alto contenido de nitrógeno no proteico (NNP), entre el 20 al 30% del N total siendo el principal componente la urea, utilizada por el lactante como fuente de N; los aminoácidos libres como la taurina (el lactante no la sintetiza), necesaria para conjugar los ácidos biliares y como posible neurotransmisor.
Las grasas aportan el 50% de las calorías de la leche, siendo el componente más variable. Su concentración es menor al inicio que al final de la mamada. La calidad de los ácidos grasos puede ser afectada por la dieta materna.
Algunas enzimas permanecen activas en el tubo digestivo del lactante. En la leche hay un gran número de leucocitos vivos, 90% macrófagos (2000 a 3000 / mm3) y 10% de linfocitos (200 a 300 / mm3). Los macrófagos mantienen su capacidad fagocitaria en el tubo digestivo del lactante y su capacidad de producir compelmento, lisozima y lactoferrina, así como los linfocitos mantienen su capacidad de producir anticuerpos.
Leche de pretérmino: cuando ocurre un parto de pretérmino se produce, por tiempo prolongado una leche con mayor proporción de proteínas y menor de lactosa que la leche madura, más adecuada al lactante inmaduro en sus requerimientos proteicos.
Como vemos, durante todo el tiempo que dura la lactancia, estamos nutriendo a nuestro hijo justamente con lo que él necesita en cada momento de su crecimiento.
Por todo ésto y tantas otras cosas que corresponden a sensaciones tan bellas como indescriptibles que sentimos al amamantar, no te pierdas este regalo que tu propia naturaleza femenina les hace a vos y a tu hijo: Dale la teta!!!

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